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miércoles, 6 de enero de 2010

VIAJE AL PAIS DE LOS PLATOS VOLADORES Tercera Parte

CITA EN BUENOS AIRES

Empero todos los recaudos mencionados sobre la autenticidad del estelar mensaje recibido aquí por onda extravagante de un espíritu ya sin necesidad de carnal envoltura, poco o nada servirían para asignar demasiado crédito a la información de “El Ingeniero”, de no acompañarla un comienzo de demostración.
Más en la séptima y última de aquellas de aquellas sesiones psíquicas, los experimentadores argentinos captaron nada menos que la promesa, concreta y explícita, del comandante de un plato volador, procedente del asteroide Ganímedes, el mayor de los satélites de Júpiter de pasar sobre Buenos Aires “dentro de dos años a la misma hora de hoy”. La inusitada cita estaba dada desde ese instante, que era entre las 22.35 del mencionado 6 de septiembre de 1952 y la 0 hora 5 minutos del día siguiente, que terminó la grabación. Y no quedó formulada en secreto, para unos cuantos sino que los Duclout se arriesgaron a difundirla, a manera de tarjeta de invitación, en los millares de ejemplares de su libro, terminado de imprimir tres meses después.
Así se anunció desde Argentina, por primera vez en el mundo, y con dos años de antelación, el paso de platos voladores sobre un lugar determinado de la Tierra, con precisiones de día, hora, y sitio, como antes sólo se estilaba en Astronomía, y no para meteoros fugaces e indocumentados, sino para astros y cometas más o menos conocidos.
Si el dato se comprobaba, la comunicación interplanetaria por vía psíquica entraría a formar parte de las ciencias exactas, físicas y naturales, y la Spirotrónica se colocaría por su propia gravitación en las avanzadas de la investigación moderna. No había pues sino esperar ese plazo, para saber si “El Ingeniero” se había o no equivocado, según faltase a la cita “El Comandante” del plato volador o acudiese a ella con la puntualidad de un buen astronauta.
Como ocurrió, salvo la puntualidad cronométrica al presentarse sobre Buenos Aires al filo de la medianoche, entre el 6 y el 7 de septiembre último. Del testimonio coincidente de cuantos presenciaron el anunciado fenómeno dieron cuenta diarios y agencias, auque sin subrayarlo suficiente el aspecto principal del caso: su condición de cita cumplida. En general, la estelar visita, casi tan accidentada como la de Ava Gardner por aquellos días no tuvo prensa mejor prensa que la de esta estrella del cine: Y todo, porque el plato volador llegó un poco tarde para las fotografías y no pudo posar para la posteridad periodística como lo hiciera un colega suyo o a acaso el mismo, retratado en distintas actitudes por dos brasileños en un vuelo anterior por Sudamérica. Pero ésa otra historia, a la que por conocida, sólo vamos referirnos en su relación con la presente.

Joao Martins y Ed. Keffel, en Buenos Aires, conversando con el autor de esta nota a quien revelaron detalles de su sensacional primicia fotográfica en Sudamérica.

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